PREMIO VIDA Y OBRA DE UN PERIODISTA
No sé cómo me inicié en el
periodismo, solo bastó, que el periódico Ecos del Maguaré que dirigía Antonio
López Ocampo, me publicara una nota, que hoy se denomina crónica, a principios
de la década de los setenta, sobre la tala indiscriminada que hacía los obreros
del municipio de Florencia, en un costado en plena plaza Pizarro de la capital caqueteña.
Al leer el escrito impreso
en un periódico, no lo podía creer, que el director hubiera tenido la decisión
de hacerlo, cuando conocía que era muy exigente en las colaboraciones
espontáneas que le llegaban porque siempre decía, no escriben sino bobadas y no
valía la pena ser publicadas, pero la mía había pasado ese cedazo que imponía,
donde muy pocos se atrevían a insinuarle que las incluyeran en las páginas de
Ecos del Maguaré.
Para ese entonces me
desempañaba como docente en el colegio Corazón Inmaculado de María, en Doncello
y las veces que venía a Florencia era a cobrar el sueldo, -para la época
cancelaban cada 3 o 4 meses- y le dejaba mis escritos por si tenía a bien
incluirlas en cada edición, por lo regular salía a circulación mensual, si
lograba conseguir financiación, puesto que era el medio crítico de la
intendencia y el municipio porque el comercio no apoyaban la prensa.
Al finalizar los años
setenta (1979) se funda el periódico El Caqueteño, en asocio con los compañeros
bachilleres del año setenta, con el objeto de plasmar algunas inquietudes
literarias y ellos me designaron como su director pero los recursos aportados
por ellos no alcanzó para su publicación como quien dice flor de un día. Eso no
me detuvo, porque los ilusos como yo, siempre existirán cuando hay nobles
causas y para ello, encontré el respaldo de Floro Rubiano Suárez como director
administrativo de la naciente universidad de la Amazonia y el director del
Centro Experimental Docente, Jorge Enrique Muñoz Correa.
Tarea titánica llenar 8
páginas con temas variados, afortunadamente salía al público “cuando se podía”
y cuando el periódico lo recibía en Coomotor proveniente de Bogotá, mi alegría
era tan grande que empezaba a entregarlo en las oficinas oficiales, al comercio
y a los amigos que encontraba en la calle, no me pagaban el peso que costaba el
periódico sino mucho más que alcanzaba para tomarme una cerveza.
El periodismo de prensa y
radio se hacía por vocación, todos quienes ejercíamos no ostentábamos título
académico, pero se escribía y hablaba con propiedad de temas variados de la
región donde algunos medios se destacaban por ser las más leídos o escuchados,
como Coplas regionales de Roberto Claros Cabrera y la Conga en la emisora La
Voz de la Selva, dirigida por Carlos Julio Rodríguez y Libardo Méndez programa
este que defendía la política del turbayismo y masacraba a quienes no compartía
esa corriente ideológica.
En la época de la nueva
Constitución de 1991, fundo el periódico Expresión Democrática para expresar
los nuevos aires de democracia participativa, porque se había revocado el
congreso y los Auxilios Parlamentarios (hoy llamada Mermelada), el
costreñimiento a la prensa independiente seguía lo mismo, pero tuve apoyo por
quienes pensaban que era necesario un medio que divulgara las anomalías de los
gobiernos regionales, sosteniéndolo en circulación con suscripciones de apoyo
económico.
Incursioné en la radio con
un programa en la Emisora Armonías del Caquetá, Florencia Cien Años, para
promocionar el centenario de la fundación de Florencia, para la época el
alcalde de la capital del Caquerá, era el actual gobernador, Álvaro Pacheco a
quien le propuse que canjeara el impuesto que debía pagar por el aeropuerto de
Larandia por los terrenos donde hoy está el centro comercial la Perdiz al
ministerio de defensa, fue una lucha del alcalde pero se concretó.
La televisión regional ya
había llegado a Florencia y José Inocencio Rojas, dueño de la televisión por
cable, crea un canal regional para emitir programas donde los primeros que
salieron al aire fue Yolanda González Salguero con un noticiero y Elmo J.
Valencia tenía Cambalache, quien me invitó a ser parte y no dudé un instante en
aceptarle donde me inicié y posteriormente fundé Lo Humano del Ser Humano, para
resaltar a hombres y mujeres que habían aportado al desarrollo de Florencia y
Caquetá.
De estas experiencias
periodísticas en los medios de comunicación, nació la idea de plasmarlas en un
libro, Protagonistas del Siglo, ya publicado en su segunda edición,
posteriormente Pioneros del Caquetá y un libro de sociales Conozcamos a la
Montañita y sin editar Caquetá: una Historia Desconocida, próximo a ser
publicado.
Como no tengo medio donde me
publiquen mis inquietudes, las estoy haciendo a través de mi blog y en las
redes sociales, donde escribo permanentemente, porque el periodismo lo sigo
conservando, más activo que nunca, porque ese es y seguirá siendo con Florencia
y Caquetá mi compromiso como raizal de esta tierra que llevo en mi alma y
corazón, hasta que las fuerzas de mi existencia me lo permitan.
El pasado 9 de febrero, día
del periodista colombiano, la gobernación del Caquetá, le celebra a los
comunicadores, a través de los reconocimientos Diosa del Chairá, en las
modalidades de prensa, radio, televisión, fotografía, página web y Vida y Obra de un periodista,
del cual fui distinguido, por un jurado de 3 de la ciudad de Bogotá,
condecoración que acojo con humildad y la ovación por parte de mis colegas que
reconocen y valoran mis aportes al periodismo regional.
Pero es la oportunidad, de
agradecer a toda la comunidad florenciana, que ven en mí, un fiel exponente de
lo que ellos no puede manifestar en los escritos cuando tuve la oportunidad de
sostener una columna de opinión en el diario EXTRA por más de un año y ellos
eran los encargados de insinuarme los temas a escribir.
Termino diciendo con una de
las frases del nobel Gabriel García Márquez “ el periodismo me ha ayudado a establecer
un estrecho contacto con la vida y me ha enseñado a escribir…ha dado valor
literario a mis trabajos como periodista”